LOS POEMAS NO SE BUSCAN,
ELLOS SE ENCUENTRAN CON UNO
Me encontré con un poema,
intenté atraparlo
pero saltó en medio de tus pechos
-inspiradores de creativos desconciertos-
pero al juntarles para que no se saliera
tu me diste una cachetada.
Aprovechó el poema y bajó a tus piernas,
intenté atraparlo, abrazándote fuerte
y sin querer hice que te cayeras,
no me pegaste, pero me viste con unos ojos
como quien a visto a un loco peligroso.
El poema volvió a saltar y se metió a tu boca,
yo lo tapé con la mía, mientras pensaba
cómo hacer si lo llegaba a sentir con la lengua,
la cual movía por toda tu boca tratando de encontrarlo,
cuando me abrazaste dulcemente.
Fue ahí cuando me distraje
y se perdió el poema.
Y cuando un poema se va,
quedan solo versos.
Por eso, no encontrarás al poema
en estos versos.
Lo que sí me quedó claro
es que el poema es un seductor
y entre más atrevido, mejor.
Arquímides Guillén