REFLEXIONES

Nuestros recuerdos son adolescentes, pues acabamos de conocernos y la ilusión no es otra, que la de dos chiquillos sonriendo por cualquier cosa.

A pesar que vayamos en direcciones opuestas, la sombra de mis años y la sombra de los tuyos, llevan en sus saltos la intención de encontrarse.

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Tal vez estés dormida, yo estoy despierto. Temo que si me duermo, tu despiertes. Me recuerda la escena aquella de Romeo y Julieta, pero sin el veneno. Si nos cuesta coincidir en la hora, sería maravilloso coincidir, uno en los sueños y el otro en los pensamientos, de tal manera que platicar fuera más virtual que en Internet y darnos compañía más real que una ilusión.

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Dame tiempo, mi tiempo está en las agujas de tus manos, no sé como tratarte, soy a veces grosero, otras tal vez encantador, pero siempre variable. Acabamos de conocernos. Por dentro, no se como mostrarme, ahí hay cosas bellas, pero también está un niño dice imprudencias.
Regálame un poco más de paciencia, todavía no me des amor, podría estropearlo por la inmensa curiosidad de descubrir su interior. Mira cuántas cosas te pido, a lo mejor demando mucho, y solo te ofrezco un corazón.

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Dejaré de ser tan dulce, mucha dulzura enferma. Te gusta lo dulce, pero también lo salado; te gusta lo dulce para recibirlo al oído, lo salado para soltar la lengua y hacer los minutos más divertidos. Para la pasión te gusta lo ácido.
Cuando vengan mis deseos carnales no permitiré que opine mi corazón, pues el corazón madura y lo maduro es dulce.